ceci n´est pas un pays (59 post-puestas para el próximo milenio)
1. En ocasiones, sueño que vivo rodeado de una jauría enjaulada. Se trata de una pesadilla etimológicamente imposible, porque jauría implica el concepto de libertad.
2. En ocasiones, sueño con una de esas lunas límites de Magritte: es una sonrisa o una hoz descolgada sobre el mapita de Cuba. No reconozco el cuadro, pero me despierto con la ilusión de definir qué es lo apócrifo en plástica o en literatura.
3. En ocasiones no sueño ni pinga. O tal vez sueño con la palabra pinga pendiendo como una espadamocles sobre mi cabeza cubana. Entonces despierto paladeando una cita no apócrifa de Bolaño: Soñé que estaba soñando, habíamos perdido la revolución antes de hacerla y decidía volver a casa.
4. Son sueños políticos, por supuesto: retazos de pesadillas al peor estilo de Boarding Home (el libro lúgubre de Guillermo Rosales), ese pudridero de una Historia Pusnacional donde se aburren los parias pataleando hasta el paroxismo sus paranoias con nuestro Premier.
5. ¿Qué es escribir hoy en Cuba?, digo mientras clavo en mi pupila mi pupila azul (el negro come melocotón, autista más que artista).
6. ¿Qué es escribir hoy en Cuba? Si tú me lo preguntas, espejismo mágico: ¿en dónde encontrar sentido? (el negro toca violín en la medianoche insular, invisible e indivisible: totalitárida).
7. Un amigo escritor soñó con un oráculo negro, a quien le preguntaba sobre la enfermedad del Premier: ¿Le duele mucho? Respuesta: No, Él no siente dolor. Entre el morbo y la curiosidad: ¿Pero va a morir? Respuesta: No, Él no se va a morir. Y, por último: ¿Cuándo entonces? Respuesta: En cualquier otro cumpleaños.
8. Cuando mi amigo nos contó este sueño que él nunca va a escribir, se me aguaron los ojos. Caí en la cuenta de que hacía rato deshabitábamos el futuro.
9. Narrar la nada. Con la magnificencia lunática de una hoz o una sonrisita de Magritte. Narrar pustulosa, ampulosa y póstumamente, desde la carcajaada de lo lúcido cuando es agónico.
10. Narrar autótrofamente al margen, desde el centro y en contra de la jauría enjaulada.
11. En un camping literario donde el placer ha sido abolido en función del deber, toda línea de fuga es una chispa suicida con vocación de vacío (voz/acción de vacío).
12. Clickeo tres veces el mouse y le pregunto por e-mail al i-ching: ¿No será el fin?
13. Allí donde la tradición funge como una máquina que finge ser dios, el fascismo aflora entre flatulento y feliz: ya no en La Casa del Ser, sino en El Callejón de las Ratas.
14. ¿Es La Casa del Ser mejor o peor título que El Callejón de las Ratas para la gran novela cubana?
15. ¿Qué es un título? ¿Qué es una gran novela? ¿Qué cubana de qué? ¿Cómo titulan mis amigos los escritores cubanos de Cuba? En bioquímica, titular era evaluar la fuerza de una solución: titular la acidez de un ácido, por ejemplo, valga la reiteración de pH mínimo.
16. ¿Cómo independizar un texto narrativo en medio de la cochambre fofa institucional? ¿Cómo radicalizar la escritura hasta hacerla antológica y, con suerte, ontológicamente intolerable: inútil e ininstrumentalizable para ninguna herramienta oficial (intoolerable)?
17. ¿Cómo hubiera sido la newrrativa cubana de los años cero en Cuba: ceros extravagantes boqueando por aire freesco en la atmósfera asfixiante de una Casa o Callejón que nunca existió?
18. Nunca existió. Sin excepciones.
19. Lo excepcional sería acaso la autoridad autorial de este cincuentinuevemorándum compartido entre tú y yo.
20. A un poeta psiquiatra le preocupaba, además de las cuestiones propias de las cabezas, cómo subtitular. Ahí radicaba, según sus prédicas estéticas en Rev-Menor, la etiología tiránica de nuestra analfabetosis a la hora de masticar la gramática de los símbolos.
21. Una vez él me propuso darme una suerte de cursillo antidélfico, pero se exilió dejando pendiente esa asignatura que bien hubiera podido (sub)titularse: No sé leer.
22. ¿Qué será leer? ¿Cuál testigo es el que sabe leer? ¿El poeta, el preso o el policía? (La respuesta en Cuba puede ser muy porosa.) ¿El que sobrevive primolevíticamente es el testigo? ¿O hay que consumirse hatuéyicamente en el peorformance del holocausto?
23. Cuando el negro come melocotón, el cubano común confunde cómplicemente escritura y acción. Se penaliza gastronómica y judicialmente al texto porque estamos hechizados (esclavizados) décimotontamente por el palenque retrógrado de la imago.
24. Así que al negro siempre lo mandan de cabeza o de culo al cepo, sólo por paladear el deleite predelictivo de la palabra melocotón.
25. Yo (es un ejemplo) he sido acusado impersonalmente de penetrar en público el sema sagrado de la palabra melocotón, de perpetrar lo que tú (es otro ejemplo) no tienes cómo cojones vocabulizar o acaso vocubalizar.
26. Y cuando al delirio del negro le da por tocar violín en la medianoche, lo más práctico es silenciarlo con un cubazo de heces fecales. A esta práctica disciplinaria se le denomina folklore.
27. Nadie debería confiarse al respecto. Todo cubano de Cuba debe saber escribir y escribir mal, pues igual tarde o temprano le tocará gramasticar su propio melocotón o tocar un violento violín.
28. Lo repito por si no ha quedado claro: Nadie debería confiarse al respecto. Todo cubano de Cuba debe saber escribir y escribir mal, pues igual tarde o temprano le tocará gramasticar su propio melocotón o tocar un violento violín.
29. De lo que se trata, por sobre todas las causas, es de la obligación. ¿Qué nos obliga a escribir o dejar de escribir, en ciertas circunstancias inciertas, tal o más cual cosa de corte cubanesco?
30. Diáspora(s) dixit: Debe sentirse alguna presión sobre la nuca.
31. Al parecer ello(s) lo aprendieron de Pasolini: en poesía esta libertad tiene las mismas características que la lucha política (se impone inspirando terror, redescubriendo el Deber).
32. O tal vez ello(s) se inspiraron en la punzante politicidad de Calvino, ese pionerito transcubano que anunció un siglo XXI que aún ningún colega en Cuba hoy se anima a narrar.
33. Otra vez sin excepciones. Lo siento.
34. Cito y autofagocito de memoria: acaso el terror literario –sobre todo en los medios de representación– sí le hace daño a la nación, a la nación entendida como el lugar de las letras (ese Canon Nacional de las Letras, siempre inflacionario –hasta el ridículo– en cualesquiera de sus aspectos).
35. Supongo que por esto, ante cada escrituradical Made In Cuba, se reacciona instintiva e institucionalmente con el terror culturaliciaco: el género noir parece ser siempre una moda entre los misterios de nuestros ministerios.
36. (Sub)titulares de la prensa plana cubana: Combustible para avanzar hacia el futuro. El récord de lo absurdo está vencido. Cuba, firme y de completo uniforme. Isla perfecta para el arte. Un país enteramente pedagógico. Una ciudad para ciegos. En Cuba la mayor manada de leones en cautiverio del mundo. ¿Y los cubanos dónde están? Teatro para todos los tiempos.
37. Pregón: ¡Vaya, vaya, cómo denigraron al negro que no encontraba sentido! (Cuando la banderola se alza / en sentido contrario a las agujas / de un reloj, torcemos el rostro.)
38. Soñé que yo era Bolaño ya muy enfermo de acidez hepática y que para colmo de males todavía soñaba. En efecto, habíamos perdido la revolución antes de hacerla y yo decidía volver a casa.
39. You cannot return to your home. Si lo lees a priori como poesía, pasa. Si no te avisa un editor desde la carátula, entonces suena a seguidilla sosa de repentista pop (el octosílabo es la causa etiológica de nuestra patética tradición parapoética).
40. Algunas gargantas oficiales se atragantan con un argot de combate. Al contar ellos con toda la razón, nos dejan de pronto racionalmente insanos. La utopía tupida engendra sus monstruos goyescos y a esta gaya scientia se le llama identidad (indexidad: facultad de caer nosotros en su Index de inquina inquisitorial).
41. A otras gargantas se les practica, de manera obligatoriamente gratuita, una traqueotomía profiláctica antes de que puedan atragantarse con nada.
42. Escuchen, ah comepingas compatriotas, el eco hueco de mi tráquea trucidada por el poder. Midan, eh enviados y envidiosos, el diámetro del perro poro por donde regurgito por ti y por nadie los fonemas mefistofélicos que me acunan de culo contra la policía política. Miren, oh perversos peritos y tétricos teóricos de la estética, cómo me trago toda vuestra impotencia sólo para dinamizarla y dinamitarla por nadie y por ti.
43. Ser un negrón lezamiano puede tener sus ventajas somáticas.
44. El sema cubano de Cuba se escurre y no deja más que una ínfima psicatriz. Y el semen cubano, ¿alguien ha oído hablar del semen cubano en los tiempos del coolera?
45. ¿Es posible punzar la glotis grotesca de una excritura Made In McCuba? ¿Es pasable pensar el cómico caso de una hezcritura caricatubanesca? ¿Cómo disectar momias solemnes y cuándo disertar sobre nuestra cumausoleobanía?
46. Sospecho que en verdad debía sentirse alguna presión sobre la nuca.
47. El c(ub)anibalismo como recurso infantil para entretenernos en la aburrida panza del pabellón posproletario: Boring Home no tan doméstico como domesticado.
48. La coprofagia como resistencia, divertimento o subversión súbita: decúbitos en el corralito cubensis, todavía nos queda el acto indexcente de deyectar.
49. Se trata, también, de advertir una adyacencia liberadora contra todos los agenciamientos anquilosados no tanto del poder (ese puñetazo pedestre) como del saber (esa sentencia sutil).
50. Fingir más que fungir una liberatura como colchón de espinas donde el pene de Pasolini le pueda partir el culo a Calvino sin escandalizar: colofun antifundamentalista en medio de tantos hitos hilarantes y genealogías giles y maromas teloméricas demasiado teleológicas para soportar la verdad de un solo sopapo.
51. Quod scripsi is crisis, se lava crípticamente las manos el Procurador.
52. Bolaño insiste insípidamente en que la nueva literatura latinoamericana viene del miedo, de un horrible-y-en-cierta-forma-bastante-comprensible-miedo camuflado bajo el deseo de respetabilidad. Así, los nuevos literatos latinoamericanos posan de pendejos para obtener el reconocimiento de lo-que-se-suele-llamar-instancias-políticas, camufladas bajo uno u otro signo ideológico, que en la Era del Mercado es ya el único atajo remanente para acceder al gran público de manera legal.
53. Toda vez muerto Bolaño, ¿no hay nuevas maneras literamericanas para acceder desde Cuba al menos a un pequeño público de manera ilegal?
54. Ceci n´est pas un pays, el cuadro apócrifo pero franco del cadáver exquisito de Magritte.
55. Ceci n´est pas paredón ni mucho menos una petición de perdón.
56. Ceci n´est pas la palabra pinga como prueba penal o mapita de un país peneal, paladeada por un negro pájaro en un poema de porte pre-republicano plagiado en plena post-revolución.
57. Ceci n´est pas el placer precoz de un pinocho payaso, sino la mueca muerta de nosotros-los-protagonistas, prosistas procaces que tarde o temprano doblarán sus cabezas / moribundos de tedio y horror.
58. Ceci n´est pas Pardo, por supuesto.
59. Eppur si muove! (captions: ¡Pero se viene!)
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