–Porque una vez que has comenzado –predicaba–, no hay razón alguna para detenerse. El paso entre la realidad que ha de ser fotografiada porque nos parece bella y la realidad que nos parece bella porque ha sido fotografiada, es brevísimo. Si fotografías a Pierluca mientras levanta un castillo de arena, no hay razón para no fotografiarlo mientras llora porque el castillo se ha desmoronado, y después mientras la niñera lo consuela mostrándole una concha en medio de la arena. Basta empezar a decir de algo: “¡Ah, que bonito, habría que fotografiarlo!” y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde, es como si no hubiera existido, y por lo tanto para vivir verdaderamente hay que fotografiar todo lo que se pueda, y para fotografiarlo todo es preciso: o bien vivir de la manera más fotografiable posible, o bien considerar fotografiable cada momento de la propia vida. La primera vía lleva a la estupidez, la segunda a la locura.
Italo Calvino
La aventura de un fotógrafo
Esperaba oírle algún comentario sarcástico sobre el capitalismo mundial que lo uniformiza todo en el planeta, pero N. calla.
–El imperio soviético se derrumbó porque ya no podía tener bajo control naciones que querían ser soberanas. Pero esas naciones son ahora menos soberanas que nunca. No pueden elegir ni su economía, ni su política exterior, ni siquiera los slogans publicitarios.
–La soberanía nacional es desde hace mucho tiempo una ilusión –dijo N.
–Pero, si un país no es independiente y ni siquiera quiere serlo, ¿habrá todavía alguien dispuesto a morir por él?
–No quiero que mis hijos estén dispuestos a morir.
–Lo diré de otra manera: ¿habrá alguien que aún ame a este país?
Milan Kundera
La ignorancia
La ignorancia
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