viernes, octubre 17, 2008
push/
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Partir la isla al medio. Inventarse un Antes y, por supuesto, recrear un posible Después. Sólo que, para la idea, ese concepto del Después no queda muy claro. Mejor borrar el Antes, y quedarnos con el Después, a ver que pasa.
Borrar el Antes no significa borrar los antecedentes, sino que significa la eliminación de ese culto al pasado, a cierto pasado construido por decantación y exégesis de hechos que se supone esenciales, un pasado pesado que se pule y enaltece o reprueba y olvida, como en un Ministerio de la Verdad cuyos alambiques destilan esa pócima alucinante, esa acumulación hegeliana que tanto se maneja en esta islita tropical. Una suerte de determinismo histórico transplantado al campo literario, una supuesta tradición de cuatro o cinco siglos. Honrarás a tu padre y a tu madre no quiere decir que los hijos dejen de tener sus propios derechos.
No es el juego en sí, sino quién dicta las reglas.
No es la buena o mala literatura en sí, sino quién decide dónde están los límites entre bueno y malo.
El quorum compuesto por unos pocos, que deciden qué ejemplos seguir y cuáles obviar.
Ignorar a un rara avis como Virgilio Piñera, podría ponerse como ejemplo.
O Reinaldo Arenas.
O Guillermo Cabrera Infante.
Y Carlos Victoria.
Y Lorenzo García Vega.
Y Juan Abreu.
O Rolando Sánchez Mejías.
Etcétera.
Etcétera.
Etcétera.
“…la propia literatura, la que se ha configurado desde los años 60 hasta la fecha, no ha podido escapar del proyecto demencial de Nación, y de una tradición de lo afirmativo donde todo lo que pueda concebirse como crítica o caricatura ¿para no hablar ya de conceptos? es, cuando menos, no tomado en cuenta” .
Ignorar momentáneamente el Antes porque su existencia resulta una ficción recreada por otros intereses, una (re)construcción de un pasado lleno de parches que no fue tan de esa manera: pésima poética del parching.
Destruir para volver a construir sobre un terreno nivelado (tabula rasa).
Intentar relecturas de los antecedentes sin intermisiones políticas, o institucionales.
O al menos sabiendo.
Para ver como podría venir el futuro.
Si viene: castillo (en el aire) de If.
¿Yo te convido a creerme cuando digo futuro?
No sé.
La prisión acaba, la prisión de hierro / pero continúa la prisión del sueño, del sueño .
El hedor de un caballo muerto también es un testimonio de la primavera .
Publicado por
Revista 33 y 1tercio
en
1:35 a. m.
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